Confirmando nuestro origen histórico griego y cristiano insertado en la realidad chilena educacional, ha sido posible aportar principios y valores esenciales para la formación humana de los jóvenes, que los padres y apoderados nos han encomendado realizar.
Es, ha sido y será la tarea que a través de toda la Comunidad Escolar, anualmente, hemos venido realizando para aportar nuevas promociones de estudiantes bien capacitados y comprometidos con el bien personal y común de nuestra sociedad.
En aspectos muy específicos del curriculum hemos dado gran importancia a la formación humanística poética, que posibilita integrar armónicamente en los jóvenes valiosos contenidos de la filosofía, la religión, las ciencias y las artes.
Los procesos de enseñanza de los profesores están centrados y ajustados a la diversidad de las capacidades de aprendizaje de cada uno de los alumnos-as. Ya que se trata que todos, sin exclusión, sean estimulados y logren los objetivos del estudio, que serán los valiosos instrumentos para que puedan realizar una vida plena. Para lograr los beneficios propuestos, se requiere que el estudiante comprenda que es absolutamente necesario adquirir una disciplina personal diaria, que le facilite alcanzar sus metas más deseadas. Sin reglas del juego, o mediante la prepotencia unilateral, resulta imposible alcanzar metas civilizadas.
Los estudiantes conforman una parte central, pero dependiente de la Comunidad Escolar, compuesta por la Dirección, docentes, apoderados, administrativos y auxiliares, y consecuentemente cada estamento debe ser limitado y respetado, sin arrogarse cargos y funciones que no les competen.
El pluralismo, la diversidad, la existencia de instituciones mixtas, estatales y privadas son un patrimonio valioso y democrático para todo país civilizado, que se propone potenciar y desarrollar a todas las personas conforme a sus propias identidades.
Cuando se pierde la raíz originaria de las cosas, como consecuencia, también se pierde la libertad y finalidad de la vida de cada persona. El origen es la raíz, y si las raíces se secan, como en la naturaleza las de un árbol, nada puede crecer en los seres humanos y dar sus frutos.
Hay que superar las experiencias que son frutos de nuestros errores para alcanzar cierto grado de entusiasmo, sabiduría y alegría en nuestra peregrinación terrena.
William Rowlands B.
Presidente